miércoles, 13 de julio de 2016

Día 21-1 de Febrero por la mañana, Cockatoo Island



  Este día tenía que ser uno de los más grandes del viaje, ya que conocería en persona a un "amigo" del facebook, Michael Arnott, un gran entendido en motocicletas, evidentemente y como no podía ser de otra manera ducatista acérrimo, ya había contactado con él en Melbourne, pero como ya dije anteriormente no me pude desplazar a Phillip Island y quedamos en vernos en Sydney.

  En el transcurso del trayecto a pié para encontrarnos, pude ver otra de las antiguas estaciones del Monorrail, Darling Park, que todavía conservaba en el exterior, indicar que curiosamente todo y estar cerrado desde hace unos años, la web del monorrail está operatíva.





 Mi amigo tenía todo el aspecto del australiano desenfadado y tenía una sorpresa para mí, ya que tenía buenos contactos en la zona financiera en la que habíamos quedado, con lo que pudimos acceder a la planta 22 de un rascacielos de oficinas y mientras los empleados curraban, el me explicaba un poco las vistas desde aquella improvisada atalaya, además coincidió que estas eran sobre la zona que visité la tarde anterior con mi hijo.









  Después de la experiencia me dijo que me sabiendo que me gustaban los temas técnicos en general y los museos, que me llevaría a Cockatoo Island, todo y que prácticamente no hablo ingles y el tampoco castellano, si tengo unas ciertas nociones de vocabulario técnico y pude entender que me llevaba a unos antiguos astilleros.
 Nos dirigimos pués a Circular Quay a coger un transbordador que nos llevaría a nuestro destino, antes de comprar los billetes me presentó "A nuestro intérprete", un chico americano de California que chapurreaba una especie de spanish english con acento mexicano, pero que realmente fue mas que suficiente.






  Durante el trayecto tuvimos que pasar muy cerca de la espectacular ópera y debajo del famoso puente de hierro de Sydney donde pude observar a los primeros aventureros de la mañana, que por un precio que no es nada barato se arriesgan a pasarlo por la parte superior.







   Pasados unos 20'  llegamos a nuestro destino, pronto y gracias a una gran fotografía mural adosada en el centro de recepción pude deducir rápidamente que la isla además de ser un importante astillero, había sido durante la segunda guerra mundial, la principal base de reparación y mantenimiento naval del Pacífico, gracias a su privilegiada situación alejada del alcance de los japoneses, hoy en día conserva la esencia de muchos de sus elementos industriales originales, como grúas de diversos tipos, pero a la vez ha sido reconvertida además de en museo, en un centro vacacional, ya que en parte de su extensió se ha ubicado un camping y algunas de los edificios originales, están en alquiler por días o semanas como apartamentos, con la ventaja evidente de tener una pernoctación tranquila y a la vez tener la ciudad a un golpe de transbordador.









  A medida que avanzábamos por la isla nos acercamos a alguna de las zonas donde en un tiempo se construyeron los barcos, unas inmensas y silenciosas grúas y las enormes hendiduras con la forma clara de un buque, además de algunas fotos históricas explicaban muy gráficamente la historia del lugar.









  Una historia lúgubre en muchos de sus apartados ya que no olvidemos que los inicios de este país fueron casi al 100% consecuencia de los esfuerzos de los penados, que y según me explicaron mis anfitriones morían por miles por las enfermedades y la dureza del trato y del clima.







  Antiguos talleres, instalaciones diversas, y una red interna de ferrocarril, con sus correspondientes placa para girar las vagonetas fueron desfilando delante de mis ojos, y la red ferroviaria con cambios de vía para las enormes grúas me dejaba alucinado.






  El interior de los talleres donde todavía se conservan alguno de los enormes tornos al aire, su superficie es enorme y acorde con el producto a fabricar, al igual que las grúas puente capaces de transportar una importante cantidad de toneladas.







  De pronto me explicaron que las instalaciones se habían utilizado para grabar una parte muy importante de la película UNBROKEN ( Invencible ),  dirigida por Angeline Jolie, todo un atractivo añadido, no hace falta decir que lo primero que hice al llegar a casa es verla ya que no la había visto, indicar que se conservan todavía algunos decorados.





  También visitamos el edificio central donde unos enormes murales y fotografías explican la historia exhaustiva del lugar, también y fugazmente vimos unos túneles que cruzan la parte rocosa de la isla de lado a lado, e construyeron durante la segunda guerra mundial para poder transportat rápidamente material de un lado al otro.









  La parte final del trayecto sirvió para ver los talleres de restauración a cargo de voluntarios, en esta parte final también pude ver la mejor selección de las grúas existentes en las instalaciones.









  Una gran mañana en la que le regalé un ejemplar firmado de mi libro y el un magnífico recuerdo, su tarjeta de identificación de Phillip Island con el autógrafo de Paul Smart 16, todo un lujo para un Ducatista como yo.


Próximo capítulo día 21-1 de febrero tarde, visitando el museo naval


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